lunes, 8 de octubre de 2012

Querida Maggie:


Lamento no haberte escrito antes, pero desde que llegue a la ciudad y trabajaba en la industria  mi vida pasaba del trabajo a casa y de casa al trabajo. Tenía amplias jornadas de trabajo y mi salario era escaso. Mi labor era muy monótona. Cada obrero tenía una tarea. Yo apretaba tuercas con dos llaves inglesas, juntos con mis compañeros que las martillaban, que pasaban por una máquina a una determinada velocidad, por lo que no me podía distraer ni con una mosca. Además mi jefe siempre estaba vigilándome en todos sitios y no tenía apenas descanso. Para aumenta la productividad, a nosotros, los obreros, nos hacían trabajar más rápido y llegaba un momento en el que se retrasaba el trabajo. Nos explotaban y ni siquiera teníamos derecho a manifestarnos ni hacer huelgas, ya que está prohibido. A los dueños de las empresas solo les interesa la producción. Trabajábamos en condiciones precarias y hasta he visto trabajar a niños.

El servicio de ventas, ofreció a la empresa una máquina de comer llamada velox, un práctico aparato que alimentaba a los obreros mientras trabajábamos, y así nos suprimían el descanso del almuerzo, aumentaría la productividad y reduciría el capítulo de gastos. La máquina  tenía un plato de sopa automático con emisor de aire incorporado para que no hiciera falta soplar, otro plato con el brazo automático que empuja la comida y un eje de doble articulación de soporte para mazorcas que permitía pasar de una velocidad a otra con un solo toque de la lengua y por último una servilleta que impedía que cayesen  manchas en la camisa. Hicieron una demostración conmigo,  que resulto ser un fracaso.

El trabajo era tan monótono, con tan poco descanso y tan intenso que me estaba volviendo loco. La policía me perseguía, y mis compañeros me intentaban tranquilizar, pero era imposible. Vinieron a buscarme para llevarme en automóvil a un hospital y poder calmarme. El doctor me recomendó que procurase estar tranquilo y que evitase las emociones fuertes.

 Recuperado de una depresión nerviosa, pero sin trabajo, salí  del hospital para empezar una nueva vida. Salgo a la calle para dar un paseo y sin darme cuenta estoy metido en una manifestación de trabajadores que piden unión y libertad. En cuanto aparecen los policías en caballos, se forma una discusión de trabajadores y policías, y yo escapando de ellos sin saber el porqué, me escondo en una de las alcantarillas de la calle, por lo que me toman como el líder y voy directo a la cárcel

Por favor Maggie, ven a sacarme de aquí. Ven y vivamos juntos. Allí en el campo sobra mucha mano de obra, vente conmigo a la cuidad.  Cada vez hay más industrias y yo podría encontrar  de nuevo un trabajo. Además los sindicatos obreros están luchando para la mejora de vida y de trabajo de los obreros. La industria textil está dando mucho éxito, principalmente la de algodón y tú podrías trabajar aquí. Ahora es muy cómodo venir a la cuidad gracias a la nueva máquina de vapor. Y cuando llevemos una temporada aquí, nos vamos a América. ¿Qué te parece?

Espero tu respuesta. 
Besos.



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