Esta serán mis últimas palabras en el
diario. Dentro de unas horas me suicidare junto a mi mujer Eva Brown, pedí que nos incineraran porque no quiero que nos
humillen y nos fusilen como le paso a Mussolini
y su mujer tras el fracaso de la República
Social Italiana. He repartido veneno a los más fieles que aún permanecen
conmigo para que lo hagan también, la primera en probarlo fue mi perra Blondi y después lo hará la familia Goebells. Las paredes del Búnker
tiemblan, cada vez están más próximos los soviéticos comunistas que buscan la rendición del III Reich. Muchos de la
SS han escapado con ayuda de la ODESSA,
incluido Himmler, que me
ha traicionado intentando que Alemania se rindiera.
Hasta ahora he seguido mi ideología tal y
como la conté en mi libro llamado Main
Kampf que escribí cuando me detuvieron por participar en el Putsch de Munich intentando acabar con
la República de Weimar. Mi único objetivo era vengar a Alemania por la
humillación sufrida tras el Tratado de
Versalles y hacer que la raza aria
fuera la más poderosa del mundo, diferenciándola gracias a las leyes de Nurenberg de judíos y gitanos para los cuales la solución final en el Treblinka acabaría por eliminarlos.
Tuve que esperar hasta las elecciones de
1933 donde me nombraron canciller y a la posterior muerte del presidente Hindenburg, para poder tener el poder
absoluto y deshacerme del Reichsta .
Desde que llegue al poder he llevado a
este país a lo más alto conquistando lugares como París o consiguiendo el Anchluss
con Austria. Además en la Conferencia de
Munich a la que asistieron Mussolini,
Chamberlain y Daladier, me concedieron los Sudetes. En las Olimpiadas
de Berlín mostramos nuestra grandeza cuando el Zeppelín sobrevoló el estadio. Pero no todo fueron victorias, como
en la batalla de Inglaterra en la que la luftwaffe
al mando de Goring fue derrotada, o
en la de Normandía, en la que
perdimos algunos territorios conquistados tras la recuperación por parte de los
Aliados en Europa, además otras tragedias como el bombardeo de Drodse, decidido en la conferencia de Yalta, o el que Stauffenberg planeó para matarme en la Guarida del Lobo. Perdí
un apoyo cuando Franco decidió
quedarse neutral en esta guerra, y todo empezó a empeorar… Desde que intentamos
hacernos con Stalingrado
fallidamente, Stalin junto con Churchil y Roosevelt cada vez están más cerca de arrebatar mi imperio…
Ahora mirando fijamente a la esvástica de nuestra bandera, recuerdo
aquellos tiempos de grandeza como la noche
de los cuchillos largos o la de los
cristales rotos… Ha llegado la hora de morir por mi patria, con la cabeza
bien alta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario