viernes, 9 de noviembre de 2012

Debate entre anarquista y socialista


   Un grupo de trabajadores de la industria, había dejado el miedo a las represalias y a la policía a un lado, para poder enfrentarse a los empresarios, haciendo una huelga prohibida. Los manifestantes se encontraban en la entrada de una fábrica. Destacaba el debate que se había montado entre Rold y Cashel, con ideologías socialistas y anarquistas respectivamente.

ROLD: ¡No hay derecho a estas condiciones!
CASHEL: El capitalismo nos está llevando a la miseria, solo enriquece cada vez más a los que ya son ricos y tienen la suerte de ser los propietarios de los medios de producción. ¡Las máquinas son las culpables! Tenemos que destruirlas, nos quitan  el trabajo.
ROLD: Cashel, no debemos volver al ludismo y el cartismo que marcaron la primera etapa del movimiento obrero. Tenemos que aprender de ello, organizar algo mucho más grande, donde todos los trabajadores de todo el país puedan participar.
CASHEL: Sí, una Huelga General revolucionaria, pero tiene que ser algo espontáneo. Usando la violencia si hace falta en esta lucha de clases.
ROLD: La violencia solo empeorará las cosas… La violencia no está bien, ni para esto, ni para el colonialismo.
CASHEL: Por supuesto que no está bien cuando países poderosos quieren dominar a otros  menos desarrollados con la violencia y la explotación. Pero esto no es  lo mismo.
ROLD: Poco a poco, Cashel, poco a poco.
CASHEL: ¿Poco a poco? ¿A que esperamos? ¿A que nos metan en la cárcel y nos quiten definitivamente la libertad? Hay que suprimir el Estado y llegar a la igualdad social cuanto antes.
ROLD: Estoy de acuerdo contigo, pero antes debemos tomar el poder, organizarnos y conseguir con el tiempo una sociedad comunista.
CASHEL: No es ese nuestro camino. No somos quien para liderad una dictadura. Hay que dejar de votar en masa. No necesitamos partidos políticos.
ROLD: Yo creo que un partido político si es importante. Es la representación de las ideologías de los ciudadanos.
   De pronto los manifestantes comienzan a protestar más alto al percatarse de que un automóvil se acercaba a la fábrica para entrar en ella. Era el dueño.
EMPRESARIO: ¡Poneros a trabajar de una vez!
ROLD: ¡Estamos hartos de ser sus esclavos! Queremos trabajar con un horario y un salario digno.
CASHEL: Ustedes deciden, o la libertad o la guerra.
EMPRESARIO: No vais a conseguir nada.
ROLD: Está claro que la guerra no es el camino, pero pacíficamente también podemos presionar.
EMPRESARIO: No digáis bobadas. Dios os creo para trabajar.
   En ese momento, Cashel y Rold se enfurecieron aún más. Ellos eran ateos y estaban en contra de la religión.
CASHEL: ¿Dios? ¿Y quién es ese acaso?
ROLD: La religión está creada para controlarnos. No hay más que ver el matrimonio por la Iglesia. Yo por eso me casé por lo civil.
CASHEL: Pero, ¿matrimonio para qué? ¡Viva el amor libre! En fin, créeme que todo será mejor cuando estemos organizados por comunas, ese será el fin del capitalismo. Di adiós a la propiedad privada de los bienes de consumo, e incluso di adiós al dinero.
EMPRESARIO: Parecéis muy seguros…Pero no os engañéis, la sociedad está perdida sin capitalismo.
ROLD: Os confiasteis cuando la I Internacional Obrera no tuvo el éxito que se esperaba y se disolvió. Y por culpa de la gran persecución del gobierno, la II Internacional también desapareció. Pero sigo creyendo que lo vamos a lograr algún día. Algún día, todos seremos iguales.
CASHEL: Todos, absolutamente todos.
   El empresario, intentando ridiculizarles, seguía sin cambiar de punto de vista. Pero a Rold y a Cashel, eso no era lo que más les preocupaba precisamente…
EMPRESARIO: Imaginas una sociedad que no existirá…
ROLD: Al contrario que el socialismo utópico, yo considero que la construcción del paradigma igualitario del socialismo, se encuentra en la lectura de la propia realidad, en las claves científicas que muestran las relaciones sociales. Que no es cosa de imaginar sino de estudiar. 
   Rold y Cashel seguían dejando sin argumentos al empresario, así que este les cambiaba de tema continuamente.
EMPRESARIO: ¡Será mejor que os pongáis a trabajar de una vez! Me da igual lo que pidáis. ¿Os creéis que podéis hacer lo que queríais?
 ROLD: Solo puedo decir que hay que arriesgar si queremos conseguir mejores condiciones.
   Mientras discutían, la policía llegó y empezó a disolver a los manifestantes. Cashel y Rold como muchos otros, fueron golpeados por sus porras. El empresario al fin pudo entrar en su fábrica, aunque de nada le sirvió, pues todos los trabajadores estaban en la huelga.
FIN

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