martes, 19 de marzo de 2013

La Secretaria de Hitler


Daniel Domingo Dorta Hernández 

La Secretaria de Hitler


29 de abril de 1945
Berlín, Alemania

         El día que nunca pensé que me fuese a ocurrir se está dando hoy, he sido derrotado. Las condiciones que se están dando hoy nunca jamás se me habrían ocurrido que se darían. Pero no me pienso rendir, todavía hay esperanza en el resurgir de Alemania frente a los enemigos. También reconozco que me encuentro bastante enfermo y deteriorado por el hecho de haber dirigido una gran nación como es Alemania durante estos últimos 12 años para sacarla de la mayor humillación en la que se había encontrado jamás y llevarla al extraordinario estado de lucidez que ha visto. Mi vida ha estado llena de situaciones bastante diferentes y, por desgracia, no las he podido recoger todas en este diario. He decidido comenzar por la I Guerra Mundial ya que fue ahí cuando pude ayudar de verdad a la nación aunque tristemente no fuese suficiente.
            Aún recuerdo la felicidad que sentí cuando me aceptaron en el ejército de Alemania y pude luchar  arriesgando mi propia vida para que la nación no se viese humillada. El azar hizo que me inhabilitaran para el combate pocos días antes de acabar la guerra. Cuando me enteré de que Alemania, llevada por el cauce que habían marcado los “rojos” del partido social-demócrata. Esos comunistas se habían aliado con los judíos y apuñalado por la espalda a Alemania obligándola a firmar el Tratado de Versalles. Nuestra nación perdió los territorios colonizados y fue obligada a pagar fuertes reparaciones de guerra.
            Inmediatamente después de la guerra me di cuenta que mi vida iba a estar relacionada con la política pero no disponía de recursos así que decidí seguir en el ejército algún tiempo más. Estuve destinado en Múnich durante la época soviética del distrito y que tras la caída de este me mandaron a investigar los grupos, las personas y las ideas que podían llevar a Alemania por mal camino con ideas democráticas, socialistas y pacifistas. Allí me di cuenta que los verdaderos culpables de todo eran los liberales y los demócratas sin olvidar judíos y marxistas.
            Fue entonces cuando me mandaron a investigar el Partido Obrero Alemán, al que me afiliaría tras darme cuenta de lo correcto de su ideología y fue ahí cuando empezó mi carrera política, alrededor de 1920. Me di cuenta de la importancia de la publicidad y la imagen que tenían los demás de ti, así pues comencé a publicitarme y elegí la esvástica como símbolo del partido y di mi primer discurso frente a 6.000 personas. Seguí con más elementos estéticos tomados de Italia donde Benito Mussolini gobernaba de forma ejemplar  y cambié el nombre del partido por el de “Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán”. Para mantener el orden en las grandes concentraciones me vi obligado a crear una pequeña milicia, las S.A. que ayudarían a mantener el orden en los mítines y luego a perseguir a los traidores a Alemania. Poco después fui con algunos compatriotas de las SA y tuvimos  un pequeño lío con grupos federalistas que me ayudó a darme cuenta de la fuerza de la violencia. Este es el punto en el que se empiezan a dibujar varios aspectos de mi política al frente de Alemania, como es por ejemplo el caso de cuando intentaron quitarme el poder el partido un grupo de traidores que luego fueron expulsados, seguidamente me empecé a relacionar con círculos sociales más altos gracias a mis compañeros Rudolf HessHermann Göring,  Ernst Hanfstaengl y Alfred Rosenberg.
            En 1923, Alemania se había retrasado en su particular humillación que eran las reparaciones de guerra y el gobierno francés ocupó la zona del “Ruhr” y aunque se intentó una resistencia pacifista, como es normal, no tuvo éxito así que el gobierno  tuvo que volver a pagar las reparaciones de guerra. El ambiente estaba caldeado y era mi momento para efectuar mi particular “Marcha sobre Roma” e intenté utilizar ciertos afiliados al partido nazi para hacerme con el poder desde Baviera. Asaltamos, yo y mis compañeros del partido, una cervecería en Múnich pero no salió como estaba planeado y hubo un gran tiroteo con varias muertes. Fui condenado a 5 años aunque solo cumplí 9 meses y con un trato de favor por parte de los funcionarios compatriotas. Este fue el famoso “Pustch de Múnich”.
            Durante el tiempo que estuve en prisión tuve tiempo de reorganizar mis ideas y mis experiencias para seguir escribiendo mi obra  “Mein Kampf”. La ideología que expongo en el libro se basa en  que nosotros los alemanes, la raza aria debe expandirse primero por la zona francesa y el resto del oeste de Europa, y luego por todo el mundo, en especial hacia el este que está dominado por los bolcheviques, para eliminar los pueblos inferiores que no podrán enfrentarse a los futuros problemas de la humanidad que solo nuestra raza superior podrá solventar. Creo firmemente que la actual situación de nuestra nación es que los alemanes no han sabido mantener la pureza racial y se han mezclado con los judíos. En cuanto al III Reich, no creo que intervenga demasiado en la economía ya que sería un  organismo racial, aunque si sería una dictadura, y la naturaleza de esta sería la que mejor se ajuste a la situación a gobernar.
            Al salir de la cárcel me encontré una situación desastrosa: el partido nazi había sido ilegalizado  e iban ganando los socialdemócratas.  Tras reorganizar el partido, pude hablar con los altos mandos del gobierno y logré legalizarlo de nuevo con la promesa de seguir la vía constitucional para alcanzar el poder. Poco tiempo después renuncié a mi nacionalidad y me dediqué a organizar el partido nazi. Fue esta época por la que creé los sub-grupos del partido como por ejemplo las juventudes hitlerianas,  la SS, la división de élite de la SA y el grupo que gobernaría el III Reich en el futuro. También logré centralizar más el partido nazi, eliminando una parte más marxista del norte de Alemania, fue entonces cuando conocí a Goebbels y  establecí que el poder de elegir los cargos sería desde arriba hacia abajo y nunca de forma democrática.
            Ya en 1929 llegó la Gran Depresión aunque yo ya la había previsto desde hacía tiempo. La salud de la democracia de Alemania era cada vez peor y en unas elecciones convocadas por el canciller, el partido nazi llegó a ser la 2º fuerza política de Alemania. Con esta importante notoriedad pude empezar a moverme en las altas esferas del gobierno llegando a entrevistarme con el mismo presidente Hinderburg.  El presidente no pasaba por su mejor momento y pensaba en dejar el poder y convocar elecciones a la presidencia y, aunque me presenté con una firma campaña, no logré ganar. Este fue un momento especialmente duro ya que, aun siendo la primera fuerza política tras otras elecciones, no se me concedía la cancillería e incluso el que fue mi compañero, Strasser, amenazó con destruir el partido. En enero de 1933 y tras haber acordado con otros políticos, Hindenburg me nombró Canciller.
Aunque ya fuese Canciller estaba todo en mi contra pues los demás partidos políticos estaban en contra de mis políticas y además, entre las filas de la SA había muchas personas descontentas con el gabinete de mi gobierno y para aprobar las leyes, al no tener la mayoría de los votos, debía de consultarle a Hindenburg. Poco tiempo después iban a celebrarse las elecciones para el parlamento y yo ya estaba preparando el camino para el futuro de la nueva Alemania. Puse en marcha un plan para conseguir mayor fuerza en los demás Estados y en la mayoría de ocasiones se impuso una especie de gobierno paralelo formado por los “camisas pardas”.  También este grupo me ayudó a controlar a los grupos opositores ayudando a disolver concentraciones de estos partidos y manteniendo el orden, esto último de forma conjunta con la policía.  El 27 de febrero de 1933 me vi obligado a mandar a incendiar el Reichstag y culpé a los comunistas, era esta la única forma de poder llevar a Alemania por el buen camino. El incendio me ayudó más de lo que pensaba que me fuera a ayudar pues así tenía una excusa para ejercer mayor control sobre la política alemana y poder llevar a cabo la necesaria dictadura y acabar con esa etapa humillante que era la República de Wiemar.
Gracias a esta supresión de ciertas libertades pudimos arrestar a aquellos individuos que podrían ser peligrosos para el III Reich. En las elecciones de 1933 el partido nazi consiguió el 44% de los escaños y se alió con otro grupo nacionalista para tener la mitad de los escaños, pero igualmente para poder llevar a cabo mi revolución tenía que tener al menos dos tercios de los escaños, pero se arrestó a los diputados comunistas. Todas estas acciones habían alarmado al pueblo alemán así que Goebbels organizó un acto para demostrarle al pueblo que, aparentemente, seguía siendo subordinado de Hindenburg. Pero no  fue así. El 23 de marzo de 1933 se aprobó la ley habilitante en la que conseguía mayor poder aunque prometí no utilizarlos excepto en ocasiones extremas y además también prometí la paz con occidente y con la URSS.
Poco tiempo después empecé el proceso de unificar Alemania bajo un único Estado, y como disponía de los poderes legislativos, pude disolver la organización federal de Alemania y colocar otros gobernantes al mando para que siguieran las directivas del partido nazi. Mi siguiente paso fue eliminar esa lacra comunistas que eran los sindicatos, prometí a los trabajadores honor y trabajo para ellos pero si se unían al sindicato oficial e inmediatamente se disolvieron el resto de sindicatos y sus líderes encarcelados. Siguiendo a los sindicatos también se disolvieron los partidos políticos sin importar su ideología, eran enemigos. Algunos voluntariamente y otros de forma forzosa pero era necesario para mantener la estabilidad en Alemania y,  por último, pasé a hacerlo oficial con la “ley del partido único”. Lo siguiente eran los judíos, todo empezó por confiscarles las propiedades a los más ricos, luego un control sobre los establecimientos y por último la prohibición de los contratos a judíos en la administración pública y limitación de su presencia en universidades. Ya para terminar la coordinación de toda Alemania me declaré Führer a la muerte de Hindeburg y puse en marcha el plan conocido como la Noche de los cuchillos largos en la que eliminé a adversarios del partido y se empezaron a llevar a campos de concentración aquellos grupos que no tenían pureza racial o eran una lacra para el Reich tales como los comunistas, los judíos, testigos de Jehová, gitanos, enfermos mentales y homosexuales. Se puede decir que, oficialmente, ya existía el II Reich tal y como yo lo había planteado. Alemania se modernizó como nunca  antes había visto, se empezaron a construir infraestructuras como las modernas autopistas, nuevas presas y demás obras civiles(diseñadas en su mayoría por Albert Speer) que, junto con la reducción del trabajo de la mujer y el programa de reame  llevaron el nivel de paro de Alemania a niveles mínimos. Todo este avance era perfecto pues en 1936 Berlín fue sede de las Olimpiadas y se usó este acontecimiento como forma de hacer evidente la superioridad de la sociedad y la raza germánica, todo muy bien diseñado por el Ministro de Propaganda Goebbels. También fue este el año en el que se desarrolló el Zepelín Hindenburg que tendría un grave accidente un año después.
En el apartado militar es importante recordar que en 1935 logré debilitar la sociedad de naciones firmando un acuerdo naval con Inglaterra para poder tener mayores flotas como parte del programa de rearme presentado un año antes que incluía también al creación de una fuerza aérea, la Luffwaffe, la investigación en un nuevo tipo de cohete que sea capaz de volar a más de 100 km de altura, fuera de la atmósfera y con el que sea capaz de atacar Estados Unidos directamente desde Alemania y también se está investigando en las armas nucleares También en este año se aprobaron “Las leyes de Núremberg” en  las que se hicieron realidad mis deseos y los de mis compañeros del partido, de discriminación del pueblo judío, fueron el principio de esa discriminación que culminaría con el plan de la “Solución final” desarrollado en 1941,  en el que se empezó a exterminar a las razas inferiores de forma masiva para mantener la pureza racial, este exterminio sistemático se llevó a cabo gracias a campos de exterminio como el de Auschwitz o como el de Treblinka en el norte de Polonia, en conjunto unos 6 millones de seres impuros han muerto desde mi llegada al poder y todo gracias al que pensaba que era mi mejor soldado, Heinrich Himmler que hace pocos días me he enterado que me ha traicionado.
En marzo de 1936 se introdujeron tropas en la zona de Renania pero como ni el gobierno de Gran Bretaña ni el de Francia opusieron resistencia, las tropas nazis siguieron con su expansión por la zona francesa.  También en ese año dio comienzo la guerra civil española y Francisco Franco me pidió ayuda y aproveché para poner a prueba la fuerza de los bombarderos alemanes que luego podría utilizar en otras batallas. Aprovechando el favor que le hice a Franco he podido buscar en España varios tipos de minerales necesarios para futuras investigaciones armamentísticas y para investigar si es verdad que en España se escondía el Santo Grial que al parecer sería capaz de darnos el poder que quisiésemos.
En ese mismo año pacté la formación de  “El Eje” con el gobierno de Mussolini y con Japón, mediante el pacto Anti-Komitern en el que se comprometían a controlar la actividad de la Internacional Socialista controlada por la URSS, para Fortalecer esta relación me reuní en Núremberg con el hermano del emperador Hirohito. A este pacto se añadieron luego a Hungría, Rumanía y Bulgaria.
En 1938  se dio la Noche de los Cristales Rotos en la que ocurrieron una series de ataques combinados por parte de las tropas de la SA junto con la población civil hacia la población judía residente en Alemania y Austria, para mí, esta fue la mayor expresión del deseo de la población germánica de purificación de la sangre. En marzo del mismo año, me decidí a presionar a Austria para anexionar el territorio en lo que se conoce como el Anschluss. Esto condujo al Acuerdo de Múnich (o Conferencia de Múnich) en septiembre del mismo año en el que el  primer ministro británico, Chamberlain, se esforzó en mantener la paz con Alemania pero cuando se le dieron forma a mis exigencias militares, estos dos países abandonaron a Checoeslovaquia y procedí a anexionar el territorio de los Sudetes y seguidamente a proclamar un protectorado alemán en Moravia. Mis aspiraciones de expansionismo alemán no habían quedado ahí y pacté con Stalin el reparto de Polonia, en septiembre del año 1939 Alemania invadió Polonia e inmediatamente Gran Bretaña y Francia le declararon la guerra al país. Poco tiempo después la URSS invadió Polonia por la parte oriental.
Durante pocos meses el aumento del tamaño de los territorios de Alemania fue espectacular. Para junio de 1940, Alemania ya había conseguido Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica y la mayoría de Francia, al menos la capital , París  ya que la parte restante, denominada la Francia de Vichy,  estaba gobernada por un general colaboracionista del Reich, el general Philippe Petain¸ aunque no toda la población colaboraba con nosotros pues habían varios franceses que se habían refugiado en Gran Bretaña y que era parte de la oposición a la Alemania nazi, liderados por el general De Gaulle. También se dio inicio a la Campaña en África del Norte en el que la fuerza militar de la AfrikaKorps, liderada por Erwin Rommel combatirá por conquistar África apoyando a la fuerzas italianas. Toda esta serie de batallas me valieron para conseguir la confianza y la unión con Mussolini.
En Gran Bretaña, ahora gobernada por Winston Churchill tuvo lugar la batalla de Inglaterra en la que la Luffwaffe, liderada por Görging, pierde la batalla contra las fuerzas de Gran Bretaña. En 1941, mandé a atacar a la Unión Soviética violando así el tratado de no agresión que había firmado con Stalin. Al principio se consiguieron varias posiciones y se controló prácticamente la ciudad de Leningrado pues se cerraron todas las comunicaciones obligando a la ciudad a pasar por una hambruna pero nunca se rindieron y aunque estuvimos a las puertas de Moscú no pasamos nunca de ahí.
El 7 de diciembre de 1941 las tropas japonesas bombardearon Pearl Harbour y el día 11 firmé la declaración oficial de guerra contra los EEUU. En 1943 las tropas soviéticas empezaron a remontar los territorios que habíamos ganado a partir de la batalla de Stalingrado. Estas batallas además de la llegada anticipada del peor invierno en 50 años y la carencia de preparación para el frío de la que si disponían las tropas rusas nos hicieron ir perdiendo territorio paulatinamente. En ese mismo año mi aliado italiano, Mussolini fue depuesto y encarcelado aunque con mi ayuda pudo escapar y ser presidente de la República Social Italiana  al norte de Italia. En 1944 perpetraron un atentado fallido en mi cuartel general, La guarida del Lobo, que tiene como responsable a Claus von Staufffenberg, el cual, junto a otras 5.000 personas, fue asesinado de forma salvaje como represalia por ese acto de resistencia y el ataque hacia el mismo Führer. También  en este año se produjo el desembarco de Normandía en el que miles de estadounidenses murieron intentando atacar el territorio que pertenecía a Francia, el ejército nazi resistió como pudo pero el equipamiento era insuficiente como para contrarrestar tal ofensiva.
Ya en este año he sabido que Stalin, Churchill y Roosevelt han organizado una conferencia en la isla de Yalta para repartirse los territorios del Reich y para lograr una paz, yo creía que Churchill y Roosevelt traicionarían a Stalin antes de llegar a este punto de asedio hacia Berlín pero no ha sido así.
Se puede decir que en este último año he estado manteniendo como he podido la dignidad de la nación alemana, aunque ya reconozco que es imposible el resurgimiento de III Reich ya que las tropas soviéticas junto con los Estados Unidos, gobernados por Roosevelt,  y Gran Bretaña han ido quitándome progresivamente todos los territorios que he ido ganando. Las tropas enemigas se encuentran a pocos kilómetros de mi posición en el búnker subterráneo. Encima de mí ya solo queda una ciudad que hasta hace poco años era la envidia del resto del mundo y el mejor ejemplo de la evidente superioridad de la raza germánica, esa que ahora huye por las calles de una ciudad en ruinas completamente debido al bombardeo, que ha sufrido al igual que el bombardeo de Dresde  en el que murieron decenas de miles de alemanes, y que es símbolo del fracaso y que está siendo asediada y ocupada por las tropas de Stalin. Antes de que los soldados enemigos lleguen a este búnker he decidido contraer matrimonio con mi amante Eva Braun que me ha acompañado durante estos decisivos años de mi vida y de la historia  de Alemania. Les he dado píldoras de cianuro a mis allegados para que en caso de que sean arrestados puedan morir de forma digna, aunque he oído que hay una organización dedicada a proteger a los altos cargos de la SS llamada ODESSA, y en mi caso y el de Eva he dado la orden de que si llega el  momento en el que muramos, se nos incinere para que no nos cuelguen como a un jamón como le pasó a Mussolini. En el caso de mi perra, Blondi también ha muerto .Para finalizar, quiero aclarar que nunca jamás me he arrepentido de nada en cuanto a la política llevada en el III Reich, condeno toda forma de capitulación que se lleve a cabo por el ejército nazi  y ya no quiero vivir en un mundo sin nacional-socialismo como declaró una amiga en este mismo búnker.



                                                                                                          Adolf Hitler

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